Cavando un hoyo en el silencio
oí la estrepitosa rueda del tiempo,
rechinando en la eternidad.
Levante sábanas y sombras
para darle un vuelco a la noche.
Miré el hierro de mi rabia ,
oxidándose en los dinteles de la nada,
materia de lo que está hecho el olvido.
Miré el errante laberinto del reloj,
amartillando el eco estoico del polvo y el barro.
Escuche los hiatos y los grilletes del silencio ,
arrastrando siglos de quebrantos,
el dolor que no acaba
el sueño que no termina...
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