domingo, 11 de noviembre de 2012

UN PARÉNTESIS EN LA ETERNIDAD


Hemos vistos  los ojos de los fantasmas que nos llaman cada noche,
hemos dado vueltas y vuelta en las cama, tratando de robar un gesto a las cosas,
hemos excomulgado el insecto del silencio de manicomios y paredones 
donde se fusila el pensamiento,
aún que no todos tratado de matar a la propia madre:
no todos queremos desprender de ese cordón umbilical,
 el de la cédula de identidad, el de la buena conducta.
Estamos sujetos a la ley de la gravedad  para que cada quien  haga su propias alas o de salto mortal.
Si no somos los redimidos por un dios ni los condenados a la hoguera 
entonces ¿Quiénes somos ? ¿Acaso los señores hamburguesas o los jueces de una 
ley física y moral?
¿Donde se extiende la cuerda? la cuerda que salvara a los culpables, a los inocentes, a los psicópatas, a los alpinistas.
Al final la cuerda se revienta y todos van aparar al hueco.
Los señores no puedes con todo un universo, 
prefieren señalarnos el ojo del fantasma o esa estrella que alumbra el calabozo ¡Ojalá pudiera algún día vomitar toda esa creencia del bien y el mal !
la moral del político, la del religioso, la de todo pensamiento común.
No hemos agotado nada para conocer el mundo desconocido,
vivimos aquí para ser masticados por las mandíbulas de un ser invisible,
ese que desgarra frases,sonidos,  cuerpos, si el reloj es la pequeña jaula de una fiera ,
donde el abandono de las cosas se convierte en alimento de una espera ,
de una vigilia infinitamente insoportable,
la de los péndulos que te llaman robándote el latido del corazón, 
cada mañana,
la del espejo que copia y devuelve innumerablemente  el gesto del gestor , cielo donde se duplica 
el hombre anónimmente.
Vivo en el presente unido a ese cordón y a ese monologo,
escribiendo al dictado el lenguaje del la espera,
el lenguaje que las paredes petrifican en el dolor, en la almohada
en el trabajo, en el corazón.

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