Desterrados de las estrellas
y quizás culpables de haber nacido,
levantamos la placenta de un sueño lejano.
Vemos las aguas que un día lenta y silenciosas
escaparon del curso impensable de la vida,
fuimos empujados a laS CENEGOSAS medusas,
cabalgando con el eco de una tardía aurora y
hoy cargados de cosas que no podemos explicar,
naufragamos en mares inmemoriales,
pero hay esas noches destinadas al mar de los orígenes,
donde unos peces nostálgicos vuelven a mirarnos,
hay una vida arcaica e indescriptible
que pudo escribirse en el agua,
hay una abertura y un gesto del pasado
dibujado en nuestros rostros
y hay de aquel silencio que fuimos
un mundo donde los sueños se arrancaron con la muerte.
Somos de algún modo los rasgos mismos del destino.
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